Trabajo en grupo y Aprendizaje Cooperativo

Desde que se han instaurado los títulos de grado en la universidad se ha observado un aumento exponencial de los trabajos en grupo, condicionados por el sistema de evaluación continuada y la necesidad de diversificar los instrumentos de evaluación. Por otro lado las metodologías activas, donde el estudiante es el protagonista principal, y la necesidad de gestión y racionalización de la evaluación, sobre todo en grupos-clase númerosos, han contribuido claramente a este aumento de actividades grupales.

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Muchos profesores consideran que el trabajo en grupo no es bueno, ya que aparecen comentarios como “solo trabaja uno del grupo y los otros se aprovechan”, “en todos los grupos hay un estudiante que se convierte en un parásito académico y es capaz de superar la evaluación sin asumir los objetivos” o “los estudiantes no han hecho un trabajo real en equipo sino que no es más que la suma de acciones individuales”.

Estos comentarios no están exentos de ser un reflejo de una realidad en algunas ocasiones, pero tras estos aparece la máxima de que los estudiantes no saben trabajar en equipo, por tanto, es mejor el trabajo individual.

Sin entrar en cuestiones de creencias individuales, podríamos decir que la falta de funcionalidad de algunas actividades grupales está en el propio diseño de la actividad, ya que el trabajo en grupo es una capacidad que TODOS los alumnos tienen, solo hay que ver como se establecen los aprendizajes y de qué manera se desarrollan habilidades como leer, hablar o escuchar, o cómo se establecen las relaciones sociales y de qué manera se mantienen, tal y como afirma Johnson (1991).

Desde los años 80 y 90 del siglo pasado, a partir de Slavin (1988) y Johnson (1991) se viene manejando el concepto de Aprendizaje Cooperativo, que más recientemente se ha venido a denominar Aprendizaje Colaborativo, ya que está centrado más en el propio proceso de aprendizaje que en el producto final. El trabajo en grupo se debe convertir en una actividad de aprendizaje colaborativo para que sea eficaz y contribuya a la consecución de resultados de aprendizaje individual, entre los que deben contemplarse el desarrollo de la capacidad para el trabajo en equipo, fundamental en los objetivos marcados a lo largo del periodo universitario de nuestros alumnos.

Definición de Aprendizaje Cooperativo

Rué (1991) define el Aprendizaje Cooperativo como un grupo de procedimientos que se organizan en pequeños grupos, de composición heterogénea, donde los alumnos trabajan de forma coordinada entre sí para resolver tareas académicas y profundizar en su propio aprendizaje. Johnson (1991), por su parte, añade que para que la situación de aprendizaje en estos grupos se dé de forma eficiente es importante que se puedan alcanzar los objetivos de cada miembro del grupo sólo si los demás miembros del grupo consiguen alcanzar los suyos.

Ventajas del Aprendizaje Cooperativo

Esta organización grupal que comentamos permite:

  • Conseguir una mayor motivación de los estudiantes por las tareas a realizar, tanto en la preparación de la acción colaborativa como en la propia colaboración
  • Estimula la implicación, el compromiso y la iniciativa en la realización de las tareas
  • Mejora el nivel dialógico entre estudiantes y materiales didácticos
  • Aumenta el grado de comprensión de lo que se hace y porqué se hace
  • Aumenta el volumen de trabajo llevado a cabo, así como su calidad
  • Mejora el dominio tanto de los conceptos como de los procedimientos
  • Contribuye a un aprendizaje basado en la relación social

Tipos de grupos en el Aprendizaje Cooperativo

Cuando hablamos de Aprendizaje Cooperativo hemos de tener en cuenta que puede darse en 3 tipos de grupos:

  • – Sirven para discutir cuestiones y/o resolver problemas en una sesión de clase. Estos grupos tienen una duración muy breve, a veces sólo unos minutos
  • – Se constituyen para resolver una tarea que puede durar una sesión o varias semanas
  • De base.- Son a largo plazo, por ejemplo, todo un curso

Elementos básicos del Aprendizaje cooperativo

Johnson (1999) definió los elementos básicos que se han de crear para que se desarrolle un proceso de Aprendizaje Cooperativo:

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  1. La interdependencia positiva.- Se trata, a través de una propuesta clara, de establecer un objetivo grupal para que los alumnos sepan que, o superan con éxito la tarea, o todos fracasan. Todos deben tener claro que los esfuerzos individuales de cada miembro del grupo no solo lo benefician a él sino a los demás miembros del grupo y viceversa. Sin interdependencia positiva no hay cooperación.
  2. La responsabilidad individual y grupal.- Cada miembro del grupo es responsable de la tarea que se le ha asignado y de conocer el trabajo que deben realizar los demás, así como ser capaz de evaluar los logros alcanzados, tanto individual como colectivamente. El propósito de estos grupos es el fortalecimiento de todos sus miembros. Se trata de que aprendan juntos para poder actuar mejor como individuos.
  3. La interacción cara a cara.- Este tipo de trabajo ha de exigir a los estudiantes la necesidad de compartir recursos, ayudarse y respaldarse mutuamente en su empeño de aprender. Se trata de establecer un sistema de respaldo personal. Unos miembros promueven el aprendizaje de los otros.
  4. Técnicas interpersonales y de equipo.- El aprendizaje cooperativo es intrínsecamente más complejo que el competitivo o el individualista. Los miembros del grupo deben saber cómo llevar a cabo el rol que el propio grupo les asigna en cada momento, debe saber cómo ejercer el liderazgo, tomar decisiones, crear un clima de confianza, comunicarse y manejar los conflictos.
  5. Evaluación grupal.- Los miembros de grupo analizan la consecución de los objetivos y si han sido capaces de mantener relaciones de trabajo eficaces. Deben determinar tanto las acciones positivas como las negativas llevadas a cabo. Para que el proceso de aprendizaje mejore es necesario que los miembros del grupo analicen cuidadosamente cómo trabajan juntos y como pueden aumentar la eficacia del grupo. Todo esto debe acabar reflejándose en una evaluación entre iguales que valora tanto el proceso como el resultado de la tarea realizada.

Cuando finalmente hablamos de la poca eficacia de los trabajos en grupo y de su falta de capacidad discriminativa como elemento de obtención de datos de evaluación, nos debemos preguntar si nuestro diseño se aproxima o no a este tipo de trabajo. Todo esto requiere un gran esfuerzo de diseño y organización del docente, pero la satisfacción que produce la observación del proceso de este tipo de trabajo tiene un valor incalculable para profesores y alumnos.

Gonzalo Lorza, subdirector de los estudios de Fisioterapia en UManresa

Bibliografía

Johnson, D.W., Johnson R.T., Smith, K.A. (1991). Active Learning: Cooperation in the College Classroom. Edina, MN, Interaction Book Company.

Johnson, D.W., Johnson, R.T., Holubec, E.J. (1999). El aprendizaje cooperativo en el aula. Buenos Aires, Ed. Paidós SAICF

Rué, J. (1991). El treball cooperatiu. Barcelona, Barcanova.

Rué, J. (1994). El trabajo cooperativo, en Darder,P, Gairin, J., (eds). Guía para la organización y funcionamiento de los centros educativos. Barcelona, Ed Praxis, pp 244-253

Slavin, R (1988). Cooperative Learning Theory, Research and Practice. California, University Press.

 

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