Las enfermedades cardiovasculares (ECV) constituyen un problema de salud pública prioritario. A nivel mundial, se ha calculado que aumentarán desde 17,1 millones de muertes que había en 2004 hasta los 23,4 millones en 2030, según el informe de 2008 de la Organización Mundial de Estadísticas (1). A nivel europeo, este tipo de enfermedades supone la primera causa de mortalidad y tienen una gran repercusión a nivel de costes de asistencia sanitaria. En España el 30,5 % del total de muertes producidas en 2011 fueron debidas a ECV, por lo que representaron la primera causa de muerte, según el Instituto Nacional de Estadística (2). Entre las ECV, las más prevalentes fueron las cardiopatías isquémicas (CI) y las enfermedades cerebrovasculares, las primeras, principal causa de muerte en hombres (19.925 en hombres y 14.912 en mujeres) y las segundas, en mujeres (12.152 hombres y 16.703 mujeres). En Cataluña, las ECV son la tercera causa de muerte en los hombres de 35 a 44 años y en las mujeres de 15 a 44 años. Aparecen en el segundo lugar en los hombres de 45 a 84 años y hasta los 74 años para las mujeres. A partir de estas edades, pasan a ser la primera causa de muerte en ambos sexos (3).
Los beneficios de la prevención secundaria y rehabilitación cardiaca (RC) en la condición física, psíquica y social han sido demostrados en múltiples estudios, pero pocos de ellos han analizado la repercusión que el ejercicio físico supervisado tiene en los reingresos hospitalarios. Si el número de estos estudios es bajo, además son dispersos en cuanto a metodología y, la mayoría de ellos, no se han realizado en nuestro entorno sanitario. Ante el bajo número de estudios publicados sobre el tema y la falta de publicaciones en nuestro entorno, el cual se caracteriza por tener una elevada incidencia y prevalencia de las ECV, se ha realizado un ensayo clínico abierto, controlado y aleatorizado. El interés de este trabajo se ha centrado en aportar información sobre el análisis de la efectividad de un programa de ejercicio físico supervisado al paciente con CI y de realizarlo dentro de un entorno bien delimitado pero, la vez, extenso y disperso que abarca tanto una zona urbana como una zona rural.
Los pacientes incluidos se han aleatorizado en dos grupos: el grupo control y el grupo intervención. Ambos grupos han recibido la atención habitual y el grupo intervención, además, ha realizado un programa de ejercicio físico supervisado. El diseño del estudio ha sido publicado anteriormente (4).
Los resultados obtenidos han mostrado que los pacientes que han realizado ejercicio físico supervisado han generado casi tres veces menos de reingresos cardíacos y casi la mitad de reingresos por todas las causas. Además, han disminuido, de manera estadísticamente significativa, el número de pacientes visitados en urgencias (24,4% vs 50,0%, p = 0,015) respecto al grupo control y, con respecto a la reincorporación laboral, más del doble de pacientes que han vuelto a trabajar son del grupo intervención (77,3% vs 36,0%, p = 0,005). Referente a la capacidad de ejercicio, en el grupo intervención hay mejoras significativas en el índice cronotrópico (66,9 ± 19,6 vs 77,9 ± 20,1, p = 0,017) y hay una mejora en el doble producto. Respecto a la calidad de vida relacionada con la salud, los pacientes que han realizado ejercicio físico supervisado, a los 12 meses, han disminuido el porcentaje de problemas en todas las dimensiones. En cambio, los pacientes del grupo control han aumentado el porcentaje de problemas de movilidad, cuidado personal, actividades cotidianas y los problemas graves de ansiedad/depresión y se mantienen igual en el dolor/malestar. En ambos grupos, la adherencia a la medicación cardíaca y el programa de RC y la satisfacción con la asistencia recibida es elevada. En el año de seguimiento no se ha producido ningún exitus.
El programa de ejercicio físico supervisado al paciente con CI ha mostrado ser efectivo en todos los aspectos estudiados , por lo que este tipo de programas deberían poder ser implementados en todo el territorio, ya que la oferta de estos debe ser equitativa y accesible y los programas, por sí mismos, deben ser flexibles y adaptables . De esta manera, se podría contribuir a una sanidad más sostenible y equitativa.
Dra. Núria Santaularia Capdevila
Fisioterapeuta y Profesora Estudios de Fisioterapia EUCS Manresa
Referencias:
(1) World Heart Federation. World Health Statistics 2008. 2008; Available at: http://www.world-heart-federation.org/press/news/detail/article/world-health-statistics-2008/. Accessed 5/5, 2012.
(2) Instituto Nacional de Estadística. Defunciones según la causa de muerte. 2011; Available at: http://www.ine.es/prensa/np767.pdf. Accessed 12/07, 2013.
(3) Departament de Salut. Pla de Salut de Catalunya 2011-2015. 2012 Febrer:1-200.
(4) Santaularia N, Caminal J, Arnau A, Perramon M, Montesinos J, Trapé J, et al. Randomized clinical trial to evaluate the effect of a supervised exercise training program on readmissions in patients with myocardial ischemia: a study protocol. BMC Cardiovascular Disorders 2013;13(32):1-8.
(5) Santaularia, N and Jaarsma, T. Motivational factors for exercise in cardiac patients? A literature review. European Journal of Preventive Medicine 2013;1(1):1-20.