Diferentes autores en los últimos tiempos han desarrollado programas de tratamiento activo para la columna lumbar con la finalidad de solventar las tan frecuentes dolencias de esta zona. Términos como Lumbar Stabilization Exercises, Core Stability o Kinetic Control definen programas de ejercicio activo que tienen el objetivo de restablecer los múltiples déficits que se han asociado a las poblaciones con dolor crónico lumbar. Entre los déficits más evidentes se destacan el retraso de la activación del transverso/multifidus (1), la infiltración grasa en la musculatura de los multifidus (2), o la alta fatigabilidad de la musculatura extensora (3). Déficits musculares que parecen indicar que la población con dolor crónico lumbar está desprovista de una estabilidad muscular optima y que requieren de un entrenamiento para su restablecimiento.
A pesar del objetivo común de los diferentes programas, existe una controversia importante entre los autores en cuanto el paso inicial del programa de tratamiento activo. Mientras las escuelas australianas, con autores de referencia como Richardon C., Hodges P. o Hides J., se basan en el llamado abdominal hollowing (1), McGill (Canadá) entre otros se basan en el abdominal bracing (4). En ambos casos se trata de una contracción de la musculatura abdominal que debe preceder a la activación de otros grupos musculares más destinados a la movilidad de las extremidades y la potencia. La activación anticipada junto a distintos ejercicios activos pretende restablecer el correcto patrón motor y/o fortaleza la musculatura de la zona abdominal y lumbar, devolviendo de esta forma, la estabilizar y funcionalidad a la columna lumbar y una posterior resolución de los dolores crónicos de dicha zona.
Cada una de ellas es definida de la siguiente forma:
El abdominal hollowing es la activación selectiva de la musculatura profunda del tronco. Mediante la maniobra llamada drawing-in se busca una activación del transverso del abdomen y de los multífidus con una mínima activación de la musculatura superficial (principalmente del recto abdominal). Con la maniobra del drawing-in se observa un aumento significativo del grosor del transverso abdominal y del oblicuo interno y una disminución del área de sección transversal de abdomen. El abdominal hollowing, con los ejercicios que se realizan justo después de su activación, busca restablecer la tonicidad y la anticipación del transverso del abdomen y de los multifidus (1).
El abdominal bracing es la activación de la musculatura profunda y superficial flexora y extensora del tronco. A parte de la contracción del transverso abdominal y los multifidus, el abdominal bracing activa la musculatura del oblicuo interno, oblicuo externo, recto abdominal y erector espinal. Con esta maniobra se produce un endurecimiento de la pared abdominal y musculatura erectora de tronco a la vez que se disminuye el perímetro de la cintura. El abdominal bracing con los ejercicios que se realizan justo después de su activación pretende restablecer la tonicidad y la anticipación de toda la musculatura abdominal y paravertebral (4).
¿Qué puede decirse a favor de uno y de otro?
Richardson et all investigaron los efectos de las contracciones abdominal hollowing y abdominal bracing en la estabilidad de la articulación sacro-iliaca (5). La contracción abdominal hollowing incrementó la rigidez de la articulación sacro iliaca en mayor grado que la contracción abdominal bracing al igual que disminuyó en mayor medida la laxitud de esta.
Cuantificando la estabilidad espinal en análisis de laboratorio, utilizando complejos métodos para calcular índices de estabilidad espinal a partir de cinemática espinal y EMG, Grenier et all demostraron que el abdominal bracing era más efectivo que el abdominal hollowing en la estabilización lumbar (6). En la misma línea Vera-García et all observaron menor desplazamiento lumbar (mayor estabilidad) en respuesta a una perturbación de tronco repentina con la contracción abdominal bracing (7). Finalmente dando soporte al abdominal bracing, Stanton et all demostraron una menor movilidad intersegmental postero-anterior en el abdominal bracing vs abdominal hollowing (8).
Unos dando un especial valor a la musculatura profunda (llamada también estabilizadora) y basando todo en el entrenamiento de estos músculos, otros discrepando que la estabilidad venga dada por un solo músculo y sugiriendo que todos los músculos de la columna juegan un papel importante en la estabilización de la columna. La polémica está servida.
Siendo una u otra la contracción que se utilice, creo que los dos conceptos hay que tenerlos muy presentes en cualquier entrenamiento/rehabilitación de dolor crónico lumbar. El primero de ellos es el principio de similitud y especificidad. No se puede aprender a tocar el piano si se practica tocando el violín o levantando peso con los dedos (9). Carece de sentido un trabajo muy analítico sin un trabajo de los patrones motores en las actividades que la persona va a realizar. La estabilización lumbar tiene que servir para garantizar la estabilidad durante la marcha, el levantamiento de pesos, el deporte habitual… En segundo y último lugar, no podemos obviar que la lumbalgia cónica, como todo dolor crónico, no responde solamente a una disfunción biológica, sino a una compleja disfunción de carácter biopsicosocial. Esto conlleva que, se utilice el método que se utilice, el dolor lumbar crónico requiere de un abordaje integral y una correcta pedagogía de la fisiopatología del dolor crónico.
Júlia Jubany Güell
Profesora Estudios de Fisioterapia EUCS Manresa
Referencias
1. Richardson C, Hodges P, Hides J. Therapeutic Exercise for Lumbopelvic Stabilization: A Motor Control Approach for the Treatment and Prevention of Low Back Pain. Second ed. Edinburgh U.K.; 2004.
2. D’hooge R, Cagnie B, Crombez G, Vanderstraeten G, Dolphens M, Danneels L. Increased intramuscular fatty infiltration without differences in lumbar muscle cross-sectional area during remission of unilateral recurrent low back pain. Man Ther. 2012;17(6):584-8.
3. Roy SH, De Luca CJ, Emley M, Oddsson L, Buijs R, Levins J, et al. Classification of back muscle impairment based on the surface electromyographic signal. J Rehabil Res Dev 1997;34(4):405-14.
4. McGill SM. Low Back Disorders. Second ed. Canada: Human Kinetics; 2007.
5. Richardson CA, Snijders CJ, Hides JA, Damen Lo, Pas MS, Storm J. The Relation Between the Transversus Abdominis Muscles, Sacroiliac Joint Mechanics, and Low Back Pain. Spine. 2002;27(4):399-405.
6. Grenier SG, McGill SM. Quantification of Lumbar Stability by Using 2 Different Abdominal Activation Strategies. Archives of Physical Medicine and Rehabilitation. 2007;88(1):54-62.
7. Vera-Garcia FJ, Elvira JLL, Brown SHM, McGill SM. Effects of abdominal stabilization maneuvers on the control of spine motion and stability against sudden trunk perturbations. Journal of Electromyography and Kinesiology. 2007;17(5):556-67.
8. Stanton T, Kawchuk G. The Effect of Abdominal Stabilization Contractions on Posteroanterior Spinal Stiffness. Spine. 2008;33(6):694-701
9. Lederman E. The myth of core stability. J Bodyw Mov Ther 2010;14(1):84-98.
excelent
No podría estar més d’acord.
Gràcies, Pau!