Diversidad uniforme, una paradoja aparente que se resuelve en la escuela con alegre facilidad: modificamos la manera de hablar pero no cuestionamos aquello sobre lo que hablamos; aprendemos a usar las palabras pedagógicamente correctas pero no cambiamos las acciones en consecuencia.
Un ejercicio de incoherencia impactante que se concreta en formas precisas: diversidad en los idearios pero uniformidad en las actividades de todos-lo-mismo-al-mismo-tiempo; diversidad como propósito pero uniformidad en las inevitables fichas y libros de texto; diversidad en las intenciones recogidas en el proyecto educativo pero uniformidad en los objetivos finalistas que nos plantea el currículo; diversidad de palabra pero uniformidad en las batas y uniformes que pretenden mostrarnos externamente iguales; diversidad en nuestro discurso pero uniformidad en las respuestas que esperamos de las alumnas; diversidad como idea pero uniformidad en las producciones plásticas clónicas…
Diversidad desde la uniformidad. Un sentido de diversidad extremadamente limitado que golpea con fuerza cuando la mayor concesión que nos permitimos es “tolerar” condescendientemente que algunos resuelvan peor que otras las actividades.
Creer en la diversidad como riqueza es aceptar que todos somos diferentes y que, aún en la misma situación y por más controlada que sea, aprendemos diferente; es valorar que las distintas maneras de pensar de los demás, lejos de ser un obstáculo, son una ayuda para moldear la propia; es reconocer que comprender nada tiene que ver con la repetición idéntica de palabras de otros; es cambiar el tipo de preguntas que planteamos en clase, habitualmente de respuesta única, para proponer preguntas abiertas que permitan evidenciar las ideas de cada cual; es ofrecer lenguajes diversos que se acomoden a necesidades diversas; es encontrar la manera de integrar la opcionalidad en el aula; es darse cuenta que compartir estrategias diversas de resolución de problemas es mucho más útil que reproducir todos la misma; es entender que el valor de la participación de una niña en una conversación no se mide por el número de emisiones que produce…
Creer en la diversidad como riqueza e intentar actuar coherentemente es remover mucho y profundo. Modificar las palabras es fácil, cambiar la propia conducta en consecuencia es sumamente complejo. Y incierto. Y arriesgado… pero necesario
Pedreira, M. ( 2006 ) Diversidad uniforme. Cuadernos de Pedagogía, 360