Anestesia local: estrategias para disminuir el dolor a la infiltración

El término anestesia fue acuñado por Wendell Holmes el 21 de noviembre de 1846 al combinar las raíces griegas an, que significa sin, y estesia, sensibilidad. La anestesia significa la perdida total o parcial de la sensibilidad, pudiendo bloquearse sensibilidad térmica, dolorosa, táctil o motora.

Una breve referencia a la historia de los anestésicos locales, la iniciaríamos en el año 1884, cuando Carl Koller descubrió la acción anestésica de la cocaína, aunque pronto se evidenció que producía toxicidad sistémica y tenía una gran capacidad adictiva. Posteriormente, Einhorn (1904) sintetizoó la procaína que, en 1909, en un estudio comparativo con otros anestésicos obtenía unos resultados muy satisfactorios, pero con el inconveniente de su corta duración. En1920 se sintetizaron la Cinchocaína y la Tetracaína, que presentaban mayor duración, pero más toxicidad sistémica que la Procaína. En 1948 se comercializa la Lidocaína, anestésico eficaz, de rápida inducción, pero de corta duración. Ekemstam (1957) descubre la Mepivacaína.

En el año 2003, en Cataluña se realizaron aproximadamente 603.189 anestesias, 58% de las cuales a mujeres y mayoritariamente a pacientes de la tercera edad, estimándose que se realizo anestesia a un 9% de la población.

La infiltración de anestésicos locales es citada en varios estudios como la parte más dolorosa dentro de los procedimientos quirúrgicos menores, siendo además el que más ansiedad y miedo provoca, sobre todo, en intervenciones odontológicas. Strazar (2013) concluyó que es la fase más dolorosa y estresante en CMa, resultados que le condujeron a realizar una revisión sistemática sobre estrategias y herramientas para reducir el dolor a la anestesia (1).

Para reducir la ansiedad, que puede condicionar el dolor, existen estrategias farmacológicas como el uso de benzodiacepinas, antihistamínicos u óxido nitroso, muy utilizado por odontólogos en EEUU. También existen estrategias no farmacológicas, como la musicoterapia, tal como define Keilaini (2).

A pesar de estas herramientas, se han descrito estrategias sobre la metodología de la punción e infiltración que pueden reducir significativamente el dolor. Algunas de estas serian:

• Calentar el anestésico antes de infiltrar. Aunque existen discrepancias sobre su efectividad, Lundbon (2017) demuestra que calentar el anestésico a temperatura corporal reduce el dolor (3) contradiciendo las teorías de Marin y colaboradores que en 1996 definían que calentar el anestésico no reducía el dolor (4)

• Asociar una disolución reguladora como adición de bicarbonato al anestésico, modificando el Ph, acercándolo al ph de la piel, reduce el dolor punzante tal como afirmava Skarsvag en 2015 (5)

• Utilización de agujas con un calibre pequeño provocan menos dolor, pero también obligan al profesional a administrar el fármaco más lentamente

• Velocidad de administración del anestésico. Aunque existen controversias, parece ser que una velocidad lenta disminuye el dolor como afirmaba Strazar (6) en 2013 y que contradecía Tangen (7) en 2016

• El tipo de bisel de la aguja puede condicionar el dolor, sobretodo en agujas de uso odontológico, tal como describe Zilinsky (8)

• Aplicación de frío previo a la infiltración del anestésico. Aminabadi, en 2009, demostró que la utilización del frío en el lugar de inyección antes de un bloqueo nervioso de anestesia local reducía significativamente el dolor percibido por los pacientes en pediatría, consiguiendo simplificar el proceso (6)

• Angulación de la aguja. Insertar la aguja a 90º en la piel atraviesa menos terminaciones dolorosas provocando menos dolor.

Recordemos que antes de administrar un anestésico local es imprescindible aspirar para cerciorarnos que no estamos dentro del torrente sanguíneo, pudiendo así conseguir un mejor efecto local y reduciendo significativamente el riesgo de toxicidad.

Lluís Miquel Riu Gispert, profesor del grado en Podología de la Facultad de Ciencias de la Salud de Manresa de la UVic-UCC

Referencias bibliográficas

  1. Strazar AR, Leynes PG, Lalonde DH. Minimizing the Pain of Local Anesthesia Injection. Plast Reconstr Surg. 2013;132(3):675-684.
  2. Keilani C, Simondet N, Maalouf R, et al. Effects of music intervention on anxiety and pain reduction in ambulatory maxillofacial and otorhinolaryngology surgery: a descriptive survey of 27 cases Effects of music intervention on anxiety and pain reduction in ambulatory maxillofacial and otorhino-laryngology surgery: a descriptive survey of 27 cases. Oral Maxillofac Surg. 2017.
  3. Lundbom JS, Tangen LF, Wågø KJ, et al. The influence of Lidocaine temperature on pain during subcutaneous injection. J Plast Surg Hand Surg. 2017;51(2):118-121.
  4. Martin S, Jones JS, Wynn BN. Does warming local anesthetic reduce the pain of subcutaneous injection? Am J Emerg Med. 1996;14(1):10-12.
  5. Skarsvåg TI, Wågø KJ, Tangen LF, et al. Does adjusting the pH of lidocaine reduce pain during injection? J Plast Surg Hand Surg. 2015
  6. Aminabadi NA, Farahani RMZ. The effect of pre-cooling the injection site on pediatric pain perception during the administration of local anesthesia. J Contemp Dent Pract. 2009;10(3):43-50
  7. Tangen LF, Lundbom JS, Skarsvåg TI, et al. The influence of injection speed on pain during injection of local anaesthetic. J Plast Surg Hand Surg. 2016;50(1):7-
  8. Zilinsky I, Bar-Meir E, Zaslansky R, Mendes D, Winkler E, Orenstein A. Ten commandments for minimal pain during administration of local anesthetics. J Drugs Dermatol. 4(2):

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